𝍄 ñitholn 13mar17 4:37h
Sal 4:3-7 De algo pueden estar seguros: el SEÑOR ha separado para sí a los justos; el SEÑOR me responderá cuando lo llame. No pequen al dejar que el enojo los controle; reflexionen durante la noche y quédense en silencio. Ofrezcan sacrificios con un espíritu correcto y confíen en el SEÑOR.
Muchos dicen: «¿Quién nos mostrará tiempos mejores?». Haz que tu rostro nos sonría, oh SEÑOR.
Me has dado más alegría que los que tienen cosechas abundantes de grano y de vino nuevo.
David sabía que Dios escuchaba
sus oraciones y que le respondería. También a nosotros Dios nos escucha y nos
responde cuando lo llamamos. A veces pensamos que Dios no va a escucharnos
porque hemos caído por debajo de sus normas en cuanto a una vida recta. No
obstante, si hemos confiado en Cristo como Salvador, Dios nos ha perdonado y
nos escucha. Cuando sienta que sus oraciones están rebotando en el techo,
recuerde que como creyente ha sido apartado por Dios y que Dios lo ama. El
escucha y responde, aun cuando sus respuestas no sean lo que nosotros
esperamos. Analice sus problemas a la luz del poder de Dios en vez de mirar a
Dios en la sombra de sus problemas.
Aquí se contrastan dos clases
de gozo: el gozo interior que surge al conocer y al confiar en Dios, y la
felicidad que surge como resultado de circunstancias agradables. El gozo
interno permanece estable mientras confiemos en Dios. La felicidad es
imprevisible. El gozo interno derrota al desaliento, la felicidad lo cubre. El
gozo interno es duradero, la felicidad es temporal.