𝍄 ñitholn 08abr17 6:43h
Sal 64.3-5 Afilan su lengua, como si fuera una espada; lanzan acres invectivas, como si fueran saetas, y a escondidas hieren al hombre Ăntegro. Lo atacan de repente y sin temor alguno; obstinados en cumplir sus inicuos designios, pretenden disimular sus trampas, creyendo que nadie los va a ver.
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